miércoles, 1 de enero de 2014

LA SERENIDAD



Estaba en la hora del amigo con mi nieto Norberto cuándo me dijo: -“Abuelo, todos los días tengo tantos asuntos que resolver, mis clases, mis tareas, los amigos, mi novia, ayudar a mi mamá en la casa. Parece imposible que en medio de tantas preocupaciones y contratiempos yo pueda mantener la SERENIDAD para resolver todo y no caer en la desesperación ni afectar a los demás con mi impaciencia”-



Entonces yo le dije: -“El valor de la SERENIDAD nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas. Esto me lo enseñó mi abuelo, cuándo los dos estábamos en la hora del amigo”-


MI ABUELO 


Y continué diciéndole: -“Cuándo las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la SERENIDAD podría dejarse para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos, por eso te recomiendo siempre Norberto que mantengas la SERENIDAD”- 

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