Este fin de año vino a La Paz mi hijo con mis dos nietos. Platicando con ellos Andrés me dijo: -“Tata, siempre te veo contento, ¿Cómo se le hace para estar así?”-
Entonces
recordando yo lo que me dijo mi abuelo un día, le contesté:
MI ABUELO
“La
alegría es algo simple, pero no sencillo. Es simple apreciar si una persona es
alegre o no, y la forma que ilumina a los demás, sin embargo tratar de ser una
persona así, no es sencillo. La ALEGRÍA
es un gozo del espíritu. Los seres humanos conocemos muy bien el sufrimiento y
el dolor. Quienes han perdido a un ser querido lo han experimentado en toda
profundidad. Bien, pues así como el ser humano conoce el dolor y sufrimiento,
es capaz de tener las sensaciones opuestas: bienestar y Felicidad, sí, FELICIDAD. Sin embargo la ALEGRÍA es distinta del dolor, pues el
dolor generalmente tiene causas externas: un golpe, un acontecimiento trágico,
una situación difícil. Y la ALEGRÍA
es exactamente al revés, proviene de la paz interior, desde el centro de
nuestra mente, de nuestra alma, hay un bienestar, una paz que se reflejan en
todo nuestro cuerpo: sonreímos, andamos por ahí tarareando o silbando una
tonadita, nos volvemos solícitos, tanto que suele contagiar a quienes están
alrededor de una persona así”
Por eso Andrés, Yo te invito a que seas alegre. LA ALEGRÍA surge, en primer lugar, de una actitud, la de decidir como
afronta nuestro espíritu las cosas que nos rodean. Quien se deja afectar por
las cosas malas, elige sufrir. Quien decide que su paz es mayor que las cosas
externas, entonces se acerca más a una ALEGRÍA
y esta viene desde adentro.
Por
lo tanto la fuente más común, más profunda y más grande de la ALEGRÍA es el AMOR, particularmente el amor hacia tu familia, hacia tus padres,
hacia tu hermano, hacia tus seres queridos. Ama lo que tienes, ama lo que
haces, ama lo que esperas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario