jueves, 2 de enero de 2014

LA ALEGRÍA



Este fin de año vino a La Paz mi hijo con mis dos nietos. Platicando con ellos Andrés me dijo: -“Tata, siempre te veo contento, ¿Cómo se le hace para estar así?”-

Entonces recordando yo lo que me dijo mi abuelo un día, le contesté:



MI ABUELO

“La alegría es algo simple, pero no sencillo. Es simple apreciar si una persona es alegre o no, y la forma que ilumina a los demás, sin embargo tratar de ser una persona así, no es sencillo. La ALEGRÍA es un gozo del espíritu. Los seres humanos conocemos muy bien el sufrimiento y el dolor. Quienes han perdido a un ser querido lo han experimentado en toda profundidad. Bien, pues así como el ser humano conoce el dolor y sufrimiento, es capaz de tener las sensaciones opuestas: bienestar y Felicidad, sí, FELICIDAD. Sin embargo la ALEGRÍA es distinta del dolor, pues el dolor generalmente tiene causas externas: un golpe, un acontecimiento trágico, una situación difícil. Y la ALEGRÍA es exactamente al revés, proviene de la paz interior, desde el centro de nuestra mente, de nuestra alma, hay un bienestar, una paz que se reflejan en todo nuestro cuerpo: sonreímos, andamos por ahí tarareando o silbando una tonadita, nos volvemos solícitos, tanto que suele contagiar a quienes están alrededor de una persona así”

Por eso Andrés, Yo te invito a que seas alegre. LA ALEGRÍA surge, en primer lugar, de una actitud, la de decidir como afronta nuestro espíritu las cosas que nos rodean. Quien se deja afectar por las cosas malas, elige sufrir. Quien decide que su paz es mayor que las cosas externas, entonces se acerca más a una ALEGRÍA y esta viene desde adentro.


Por lo tanto la fuente más común, más profunda y más grande de la ALEGRÍA es el AMOR, particularmente el amor hacia tu familia, hacia tus padres, hacia tu hermano, hacia tus seres queridos. Ama lo que tienes, ama lo que haces, ama lo que esperas.    

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