lunes, 14 de julio de 2014

LA SINCERIDAD



El fin de la semana pasada fui a San Lucas y estuve en la casa de mis nietos. Como ya están por salir de vacaciones y ya terminaron sus exámenes, yo le pregunté a Andrés como había terminado en la escuela.

El me dijo que perfecto, entonces yo le dije:




-“Se sincero conmigo, ya debes de saber cuales son tus calificaciones”-

-“Déjame decirte lo que es la sinceridad”-

¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad? ¿Esa verdad que descubre un engaño o mentira? Seguramente si, pero la incomodidad que provoca al sentirnos defraudados, es una experiencia que nunca deseamos volver a vivir, y a veces, nos impide en volver a confiar en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.

Pero la sinceridad como los demás valores, no es algo esperar de los demás, es un valor que debemos de vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.

La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus acciones y en sus palabras.

Para ser sinceros debemos decir siempre la verdad. Esto que parece tan sencillo a veces es lo que más trabajo nos cuesta. Utilizamos las mentiras “Piadosas” en circunstancias que calificamos de baja importancia, donde no pasa nada.

Muchas veces inventamos defectos o se los hacemos más grandes de alguna persona. Y eso es ocultar el enojo o la envidia que sentimos contra esa persona. Con aires de ser “Francos” o “Sinceros” decimos con facilidad los errores que cometen los demás y siempre tratamos de demostrar lo ineptos o limitados que son.

Todos esto conceptos que les comento a mis nietos, son los mismos que me dejó mi abuelo.




miércoles, 2 de julio de 2014

LA FIDELIDAD



Yo les decía a mis nietos acerca del valor de la FIDELIDAD “La fidelidad es un valor fundamental. Ya les he dicho antes acerca del valor de la lealtad que se aplica muy directamente con amigos, familiares y compañeros de la escuela o del trabajo”



Alcanzar el verdadero y único amor es la aspiración más noble del hombre, sin embargo, el egoísmo y el placer se han convertido en dos gigantes que impiden tener una relación sana, estable y de beneficio para las personas. Hacer conciencia y robustecer el valor de la fidelidad, es una necesidad que nos apremia en beneficio de nosotros mismos, la familia y la sociedad entera.

La fidelidad es el íntimo compromiso que asumimos de cultivar, proteger y enriquecer la relación con otra persona, por respeto a su dignidad e integridad, lo cual garantiza una relación estable en un ambiente de seguridad y confianza que favorece el desarrollo integral y armónico de las personas.

Así les comentaba yo a mis nietos, durante esa fabulosa hora del amigo que mantenemos los tres, para identificarnos como verdaderos hombres con valores humanos.

Mi abuelo Santiago me lo platicaba cuando yo era niño, por lo tanto me veo obligado en comentárselos a mis nietos de la misma forma.



Podemos afirmar que el egoísmo es el mayor peligro para cualquier relación. Aunque no siempre aparece a primera vista, podemos observar que algunas personas se dejan llevar por todo lo que es novedoso: Ropa, autos, aparatos, etc. Con el consecuente cumplimiento de sus caprichos. La mayoría de ellos faltos de fidelidad hacia la misma persona.

martes, 17 de junio de 2014

EL CARÁCTER



“Tener CARÁCTER implica una decisión firme y una férrea voluntad para proponernos objetivos y alcanzarlos en medida de nuestras posibilidades”
Así les decía yo a mis nietos Norbert y Andrés una mañana de domingo, cuando estábamos en “LA HORA DEL AMIGO” después del desayuno en casa.



Esto fue, porque Norbert me dijo que el sentía que yo tenía mucho carácter y Andrés me preguntó:

-“Tata, ¿Qué es tener carácter”?-

Entonces yo continué diciéndoles: -El transformar una personalidad emprendedora, llena de energía de fuerza y vitalidad, a una propia forma de ser, es sin lugar a dudas, algo atractivo para cualquier persona-

Y recordando lo que me dijo mi abuelo acerca de este valor yo continué diciéndoles:



-Una persona con carácter tiene retos constantes, no contra los demás, sino contra si mismo. Cada reto personal es una forma de forjar un carácter, recio, firme y decidido, incapaz de detenerse ante los obstáculos, de lamentarse por el cansancio o cuando las cosas le salen mal-

Y continué diciéndoles:

-En algunos momentos se ha malentendido el “TENER CARÁCTER” como sinónimo de rudeza, prepotencia, altanería u obstinación. En general de todo aquello que de alguna manera nos incomoda-

-Por eso mis nietos, yo le pido que poco a poco normen sus criterios y TENGAN CARÁCTER para que su personalidad sea reconocida por los demás-



miércoles, 28 de mayo de 2014

LA OBEDIENCIA

Una de las cosas que más trabajo nos cuesta es la de someter nuestra voluntad a la orden de otra persona.

Vivimos en una época donde se rechaza cualquier forma de autoridad, así como las reglas o normas que todos debemos de cumplir. La soberbia y el egoísmo nos hacen sentir autosuficientes, superiores, sin rendir nuestro juicio y voluntad ante otros pretextando la defensa de nuestra libertad.

Esto lo digo, porque al visitar una plaza en San Lucas mis nietos y yo vimos a un niño correr, su mamá le grito no corras, el niño la desobedeció, se cayó, y se puso a llorar.



Después de comprarnos una nieve, mis nietos y yo nos sentamos y fue ahí cuando les deje estas palabras.




Parece claro que el problema no radica en las personas que ejercen una autoridad como con esta mamá que le dijo a su niño: “No corras”. La seguridad y la armonía entre las personas están dentro de nosotros mismos. Debemos evitar caer en el error de sentir que obedeciendo nos convertimos inferiores y sumisos caracterizados por una libertad mutilada.

Cuando yo fui cadete, me enseñaron que para saber mandar, primero hay que obedecer.

También mi abuelo, cada vez que nos sentábamos a platicar en lo que él llamaba “La Hora del Amigo” me pedía que yo fuera obediente.




Debe quedar claro, la obediencia no hace distinciones de personas y situaciones, para que sea realmente un valor, debe de ir acompañada de nuestra voluntad de hacer las cosas, agregando nuestro ingenio y capacidad para obtener mejores resultados de lo esperado.

En cuanto terminamos nuestro helado, les pedí que fuéramos en busca de mi esposa y de su mamá, y de inmediato obedecieron. Así de sencilla es la OBEDIENCIA…

martes, 20 de mayo de 2014

EL ORDEN

Llegaron mis nietos de la escuela cuando estaba yo, en casa de ellos y se dieron cuenta que su habitación estaba muy ordenada, ya que su mamá se puso a acomodar todo lo mal que habían dejado su cuarto por la mañana.



El orden es un valor en el cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Andrés le dijo a Norbert: -Ya ves, en la mañana te dije que recogieras todo, pero te levantaste tarde y el cuarto quedo desordenado-



Entonces yo les dije: -Por supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio limpio y donde cada cosa tenga su propio espacio. Sin embargo el orden es algo mucho más profundo que eso-

Entonces me puse a recordar lo que mi abuelo Santiago me dijo: “El orden interior se refleja en todas nuestras cosas. Si recreamos nuestra imaginación en fraguar proyectos un tanto inalcanzables, nos entretendremos en pensar que haremos el próximo fin de semana. Difícilmente nos concentraremos en las cosas importantes de este momento y perdemos un tiempo valioso. En este ambiente ficticio se inicia la pereza y que no nos extrañe que nos cueste mucho trabajo recoger las cosas o terminar a tiempo cualquier actividad que estemos realizando"



Adquirir el valor del orden va mucho más que acomodar las cosas y los objetos en su lugar. Por ejemplo nadie sale del trabajo sin dejar limpio el espacio donde labora. Imagínense a un mecánico que deja su herramienta tirada toda por el piso, para irse a tomar su almuerzo. Si, el trabajo es importante, pero tiene su espacio y sus límites. El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad su prioridad, a cada afecto el espacio que le corresponde.

El orden es un valor en el cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Andrés le dijo a Norbert: -Ya ves, en la mañana te dije que recogieras todo, pero te levantaste tarde y el cuarto quedo desordenado-

Entonces yo les dije: -Por supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio limpio y donde cada cosa tenga su propio espacio. Sin embargo el orden es algo mucho más profundo que eso-

Entonces me puse a recordar lo que mi abuelo Santiago me dijo: “El orden interior se refleja en todas nuestras cosas. Si recreamos nuestra imaginación en fraguar proyectos un tanto inalcanzables, nos entretendremos en pensar que haremos el próximo fin de semana. Difícilmente nos concentraremos en las cosas importantes de este momento y perdemos un tiempo valioso. En este ambiente ficticio se inicia la pereza y que no nos extrañe que nos cueste mucho trabajo recoger las cosas o terminar a tiempo cualquier actividad que estemos realizando.

Adquirir el valor del orden va mucho más que acomodar las cosas y los objetos en su lugar. Por ejemplo nadie sale del trabajo sin dejar limpio el espacio donde labora. Imagínense a un mecánico que deja su herramienta tirada toda por el piso, para irse a tomar su almuerzo. Si, el trabajo es importante, pero tiene su espacio y sus límites. El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad su prioridad, a cada afecto el espacio que le corresponde.

jueves, 15 de mayo de 2014

LA PAZ

Llegaron mis nietos a casa y mientras sus padres fueron al súper para comprar la botana y los refrescos para la hora del amigo, nos sentamos a la mesa con un agua de limón y unas galletas. Andrés me dijo:

-Me gusta venir mucho a tu casa Tata, porque aquí se respira mucha paz- a lo que yo le dije:



-Vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición del desastre, la guerra y todo tipo de conflictos. Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde dentro. No depende de las decisiones de altos funcionarios, sino de lo que llevamos en el interior.

La paz es un valor que puede perderse muy fácilmente de vista. Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que convivir sus consecuencias o cuando en la familia, los problemas o pleitos comienzan a surgir comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz.

Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo en común. Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva:

“Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia”

“Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito, normalmente negativo”

“Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia y má si está en contra de sus intereses”

“Busca por todos lo medios de salirse con la suya, aunque esté equivocado”
“Discute con facilidad”

“En la escuela, en los juegos, en su casa crea dificultades inexistentes”


-Mucha de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de comportarnos con los demás. Por eso Andrés, yo te invito a que siempre vivas en paz contigo mismo y con los demás-    

viernes, 25 de abril de 2014

EL PERDÓN

-“En los momentos que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos: La envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior. Al perder la paz y la serenidad, los que están alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión. Al pasar por alto los detalles pequeños que nos incomodan, no se disminuye la alegría en el trato cotidiano en la familia, la escuela y el trabajo”-

Esto se los comenté a mis nietos mientras nos comíamos un helado en la plaza Sendero de San Lucas, por el comentario que me hicieron.


-Anoche Tata, en la fiesta a donde fuimos, dos chicas se pelearon- me dijo Andrés.

Entonces yo continué diciéndoles: -“En ocasiones, estos sentimientos son provocados por acciones o actitudes de los demás. Entonces nosotros debemos de empezar por perdonar al hermano y para perdonar hay que evitar interpretar mal las actitudes del otro. Debemos de tener disposición para aclarar o arreglar la situación y es por esto que debemos de empezar por perdonar. El perdón enriquece al corazón porque le da mayor capacidad de amar, si perdonamos con prontitud y sinceramente, estamos en posibilidad de comprender las fallas de los demás. Perdonar es más sencillo de lo que parece, todo está en buscar la forma de mantener una convivencia sana”- 

Y terminé diciéndoles: -"esto fue lo que me enseño mi abuelo, y por eso se los comento a ustedes.