El orden es un valor en el
cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Andrés le
dijo a Norbert: -Ya ves, en la mañana te dije que recogieras todo, pero te
levantaste tarde y el cuarto quedo desordenado-
Entonces yo les dije: -Por
supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio
limpio y donde cada cosa tenga su propio espacio. Sin embargo el orden es algo
mucho más profundo que eso-
Entonces me puse a recordar
lo que mi abuelo Santiago me dijo: “El orden interior se refleja en todas
nuestras cosas. Si recreamos nuestra imaginación en fraguar proyectos un tanto inalcanzables,
nos entretendremos en pensar que haremos el próximo fin de semana. Difícilmente
nos concentraremos en las cosas importantes de este momento y perdemos un
tiempo valioso. En este ambiente ficticio se inicia la pereza y que no nos
extrañe que nos cueste mucho trabajo recoger las cosas o terminar a tiempo
cualquier actividad que estemos realizando"
Adquirir el valor del orden
va mucho más que acomodar las cosas y los objetos en su lugar. Por ejemplo
nadie sale del trabajo sin dejar limpio el espacio donde labora. Imagínense a
un mecánico que deja su herramienta tirada toda por el piso, para irse a tomar
su almuerzo. Si, el trabajo es importante, pero tiene su espacio y sus límites.
El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad
su prioridad, a cada afecto el espacio que le corresponde.
El orden es un valor en el
cual fácilmente podemos percibir la parte más superficial del mismo. Andrés le
dijo a Norbert: -Ya ves, en la mañana te dije que recogieras todo, pero te
levantaste tarde y el cuarto quedo desordenado-
Entonces yo les dije: -Por
supuesto que a todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, ver un sitio
limpio y donde cada cosa tenga su propio espacio. Sin embargo el orden es algo
mucho más profundo que eso-
Entonces me puse a recordar
lo que mi abuelo Santiago me dijo: “El orden interior se refleja en todas
nuestras cosas. Si recreamos nuestra imaginación en fraguar proyectos un tanto inalcanzables,
nos entretendremos en pensar que haremos el próximo fin de semana. Difícilmente
nos concentraremos en las cosas importantes de este momento y perdemos un
tiempo valioso. En este ambiente ficticio se inicia la pereza y que no nos
extrañe que nos cueste mucho trabajo recoger las cosas o terminar a tiempo
cualquier actividad que estemos realizando.
Adquirir el valor del orden
va mucho más que acomodar las cosas y los objetos en su lugar. Por ejemplo
nadie sale del trabajo sin dejar limpio el espacio donde labora. Imagínense a
un mecánico que deja su herramienta tirada toda por el piso, para irse a tomar
su almuerzo. Si, el trabajo es importante, pero tiene su espacio y sus límites.
El valor del orden debe ayudarnos a darle a cada cosa su peso, a cada actividad
su prioridad, a cada afecto el espacio que le corresponde.
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