Ah, que mi nieto Andrés, que llego a la casa y me lo encuentro con la cara desencajada...
Le pregunté: -¿Esa cara, qué te pasó?- y su hermano mayor me dijo: -Abuelo, estabamos en la fiesta y el Andrés se sintió muy valiente y se peleó con otro muchacho-
Entonces yo les dije a los dos: -Permítanme platicarles algo acerca de la VALENTÍA: Mi abuelo me dijo una vez-
La VALENTÍA es un valor que nos enseña a defender aquello que vale la pena, a dominar nuestros miedos y a sobreponernos ante la adversidad. Sin la VALENTÍA, en los momentos difíciles nuestras vidas podrían irse a la deriva, sin embargo la fortaleza interior conducida por una conciencia recta, pueden llevarnos más lejos de lo que se pueden imaginar.
Ser valiente no es sencillo. En ocasiones significa afrontar las consecuencias de nuestros actos, los productos de nuestros errores. La VALENTÍA es la diferencia entre hundirse o seguir nadando.
Una persona que defiende al débil, que admite sus errores, que afronta las consecuencias de sus actos, que no calla cuando sabe que algo está mal, puede estar asumiendo riesgos, pero también está creando una diferencia real en su vida y en el mundo que lo rodea.
Entonces les terminé diciendo a mis nietos: -Si en su conciencia, creen estar en lo correcto de sus actos, no tengan miedo de ser valientes-